martes, 19 de junio de 2012

Secuencia didáctica

Una secuencia didáctica es una sucesión planificada de actividades que serán desarrolladas en un determinado período de tiempo en el aula, aunque algunas actividades pueden ser propuestas por fuera de ella.

Las secuencias didácticas implican un orden en que se presentan las actividades a través de las cuales se lleva a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje. El énfasis entonces está en la sucesión de las actividades, en su encadenamiento (y no en las actividades aisladas).

 Una secuencia didáctica se orienta al desarrollo de una unidad o tema entendidos como la mínima unidad que contiene las funciones o elementos básicos del proceso de enseñanza-aprendizaje: planificación, desarrollo y evaluación. 

Las actividades de una secuencia didáctica deben tener en cuenta:

• Indagar acerca del conocimiento previo de los alumnos y comprobar que sea adecuado al desarrollo de los nuevos conocimientos.

• Asegurarse de que los contenidos sean significativos y funcionales y que representen un reto o desafío para los chicos.

• Promover la actividad mental y la construcción de nuevas relaciones conceptuales.

• Estimular la autoestima y posibilitar la construcción colectiva del saber, la autonomía y la metacognición.

El planteo de una secuencia didáctica debería contemplar:

  • Título de la secuencia:...
  • Tema/eje:...
  • Fundamentación: ...
  • Objetivos (propósitos/expectativas de logro):...
  • Contenidos (recordar que, en el enfoque comunicativo son "quehaceres", que implican conceptos):...
  • Actividades (la secuencia en sí):...
  • Tiempos previstos: ...
  • Evaluación: ...

Para el planteo de las actividades encadenadas que constituyen el eje de la secuencia, les dejo unos cuadros de dos profesores de Mendoza, Rosa Silva y Antonio Politino. Están más orientados al tercer ciclo, pero pueden adaptarse y dan muchas ideas sobre qué hacer respetando la didáctica del USO-REFLEXIÓN-SISTEMATIZACIÓN-USO y para la evaluación  (hagan clic sobre ellas para ampliarlas).




lunes, 18 de junio de 2012

Parciales

RECUPERATORIO: 25/06 - segundo módulo

TEMA 1

DEBEN RECUPERAR:

* Silvana C. P.
* Catalina M.
* María Florencia S.

TEMA 2

DEBEN RECUPERAR:

* Lara M.
* Josué P.
* María Victoria S.


POR AUSENCIA

DEBE RECUPERAR

* Rodrigo V. P

viernes, 15 de junio de 2012

Cuadernos para el aula

Les adjunto un material del MECYT de la Nación, con propuestas de lectura para tercer grado. Para leer e inspirarse...

https://docs.google.com/open?id=0B0PVVy9BR3mQLU9UelB0UWhaWjA

Ficha didáctica

Les adjunto una ficha didáctica para organizar los elementos de la secuencia didáctica a presentar. Está en la página 119. Además, incluí unas tres páginas anteriores con apuntes sobre la zona de desarrollo próximo en la estrategia constructivista para tener en cuenta.

https://docs.google.com/open?id=0B0PVVy9BR3mQajllTEFnM1FqNGs

domingo, 27 de mayo de 2012

Listado de exposiciones pendientes

11/06
1. Josué P. y Gloria P. Lengua, sexo y género (art de Lomas, pp. 1 a 7, módulo B).
2. Ayelén J., Noralí C. y Lidia G. Puntuación y su didáctica (pp 48 a 52 y 103 a 104. módulo A).

18/06
3. Lara M., Mariel G., Esteban C. R. y Sabrina C. Concepciones de la lectura (pp 8 a 12 módulo B) y Orientación de la comprensión (pp 16 a 23, módulo B).
4. Silvana C. P., Enrique H. y Verónica S. Proceso de escritura (pp. 25 a 29, módulo B).

25/06
5. Guillermina S., Sandra T. e Ignacio T. Corregir la escritura (pp 30 a 39, módulo B).
6. María Florencia S., María Victoria S., Natasha H. y Carmen R. (pp. 62 a 82, módulo B).

REVISIÓN PARA EL PARCIAL

Por favor, llevar impreso para el lunes 28/05.



RECUERDEN que el segundo módulo bibliográfico está en la fotocopiadora de enfrente (lo entregó Idalia a Omar).

domingo, 20 de mayo de 2012

Actividades 21/05

Materiales educativos y comprensión lectora

¿Qué implica leer?

Para leer: "Los reyes", de Julio Cortázar

Ir al texto.

Para leer: "La casa de Asterión", de Jorge Luis Borges

Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que ho hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, cro, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madra; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera. El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Loas enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprndiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos. Claro que no me faltan distacciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suel, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos.) Pero de tantos juegos el que prefiero es el de otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: Ahora volvemos a la encrucijada anterior o Ahora desembocamos en otro patio o Bien decía yo que te gustaría la canaleta o Ahora verás una cisterna que se llenó de arena o Ya verás cómo el sótano se bifurca. A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos. No sólo he imaginado eso juegos, también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes, la casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris, he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar. Eso no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo. Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensantgriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor, Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redeentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo? El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre. -¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.

Las clases de palabras